4. Al presentar su encíclica, Pablo VI llamó la atención sobre cuatro problemas principales que surgirían si se ignorasen las enseñanzas de la Iglesia sobre el control de la natalidad (HV 17). Primero, advirtió que el amplio uso de anticonceptivos llevaría a "la infidelidad conyugal y a la degradación general de la moralidad". Exactamente esto es lo que ha ocurrido. Pocos negarán que los índices de abortos, divorcios, colapsos familiares, abuso de esposas e hijos, enfermedades venéreas e hijos extramatrimoniales han aumentado desde mediados de 1960. Obviamente, la píldora del control natal no ha sido el único factor en este incremento. Pero ha tenido un papel principal. De hecho, la revolución cultural desde 1968, caracterizada por lo menos en parte por un cambio de actitud hacia el sexo, no hubiera sido posible o sostenible sin un fácil acceso a una anticoncepción eficaz. En esto, Pablo VI tenía razón.