13. Es por esto que la Iglesia no está en contra de la anticoncepción "artificial". Está en contra de todo tipo de anticoncepción. La noción de "artificial" no tiene nada que ver. De hecho, se tiende a confundir la discusión implicando que el debate es en torno a una intrusión mecánica en el sistema orgánico del cuerpo. No es así. La Iglesia no tiene ningún problema con la ciencia que apropiadamente interviene para sanar o mejorar la salud corporal. En vez, la Iglesia enseña que toda anticoncepción está moralmente errada, y no solamente errada, sino seriamente errada. La alianza que realizan el marido y la mujer en el matrimonio requiere que toda relación permanezca abierta a la transmisión de una nueva vida. Esto es lo que implica ser "una carne": una autodonación completa, sin reserva o excepción, así como Cristo no retuvo nada de Sí mismo de su esposa, la Iglesia, muriendo por ella en la Cruz. Cualquier interferencia intencional con la naturaleza procreativa de la relación implica necesariamente que los esposos están reteniéndose uno del otro y de Dios, quien es su pareja en el amor sacramental. En efecto, se roban algo infinitamente precioso —ellos mismos— de cada uno y de su Creador.